Medellín, Julio 8 de 2021


Señor
DAVID ESCOBAR ARANGO
DIRECTOR DE COMFAMA

Cordial saludo.

No puedo, ni debo, permanecer callado ante la forma brutal cómo ha sido despedida sin justa causa mi hija Bárbara, Coordinadora de Proyectos Especiales “Ciudad Pensamiento y Territorio” de Comfama. Y lo hago no sólo como padre de familia, sino como ciudadano indignado, pues en plena pandemia han vulnerado los derechos fundamentales de una madre cabeza de familia, con una niña de tres años que depende por completo de ella.
Se sabe que el empleador puede dar por terminado un contrato de manera unilateral y despedir a sus empleados sin justa causa e indemnizarlos, como lo dice la Ley. En sí mismo, este hecho contiene una fuerte carga traumática en la vida laboral de los colombianos. Cerrar un ciclo con altura es tan importante como abrirlo. Hablo del respeto a la dignidad humana y de la protección de los niños. De la misma forma como le pintaron pajaritos de oro para que firmara el contrato, lo lógico era que el cese tuviera las mismas consideraciones de gratitud y reconocimiento por la labor desempeñada. Es el abc de las relaciones civilizadas.
No ha sucedido así. Esperaron a que ella regresara de vacaciones con su pequeña hija, a las que tenía pleno derecho, y la echaron (que palabra más chocante pero precisa) de manera fulminante ese mismo día, sin ningún aviso previo para recibir el golpe. Le dijeron, sin mirarla a los ojos, apartándose de lo que usted tanto ha insistido en sus discursos y editoriales que se haga para toda comunicación y diálogo, que Comfama ya no la quería. Para completar la violencia que todo esto encierra, le propusieron que firmara, antes de dos horas, un documento en el cual aceptara su despido por “mutuo acuerdo”, con la “invitación” de que si lo hacía quedaría en buenos términos con la entidad y no afectaría su Hoja de vida. Esta información fue presentada como hecho consumado en una apresurada comunicación interna a los demás empleados de Comfama. No hubo, tan siquiera, una última reunión del grupo de trabajo para que ella pudiera despedirse.
La violencia, señor director, no es sólo tener un arma en la mano y dispararla a quien ejerza sus derechos, como hemos visto en recientes sucesos dolorosos en el país. La violencia es también la psicológica y laboral, más traumática y perversa si se quiere, porque pretende ocultar el daño ocasionado, es soterrada, cruel por lo sofisticada. Le pregunto: ¿qué necesidad tiene Comfama de agregar a la carga brutal de un despido fulminante de una madre cabeza de familia, la presión de firmar un documento insidioso y de doble moral? Explíquemelo por favor, dígame si esa estrategia está en consonancia con el espíritu de “Compensación familiar” que pregona la Caja y si sus subalternos de cierto rango actúan a su acomodo negando los aportes que una compañera ha hecho desde los inicios en la construcción de un nuevo proyecto exitoso que enaltece los servicios de Comfama. ¿No le parece contradictorio y hasta sospechoso, argumentar que la despiden porque el proyecto ha cogido un vuelo muy alto? ¿Acaso no son los pioneros, los que han hecho realidad esos proyectos, sus mejores líderes? ¿No será que detrás de esta tramoya se ocultan otros intereses? ¿A qué se debe el afán de disponer del cargo que Bárbara desempeñaba con reconocida solvencia profesional, afán más parecido a un vulgar raponazo que a una sana emulación? Politizar a Comfama sería uno de los errores más desastrosos.
Dígame, señor director, ¿qué necesidad hay de ofender y humillar a quien están destituyendo al pedirle que firme un “mutuo acuerdo” a cambio del cual le prometen una supuesta “bonificación”? ¿Dónde quedan los derechos laborales? ¿No cree usted que es como si dijeran te vamos a apuñalar, firme aquí que estás de acuerdo? En mi opinión esto es doble moral, sadismo, es pervertir las cosas, es una fuente deplorable y nauseabunda de la corrupción que tanto daño hace a diario a nuestro desbaratado país.
Si no tiene inconveniente, señor director, explíqueme ¿qué necesidad tiene Comfama de maltratar a quienes han entregado buena parte de sus desvelos, energía, pasión y alegría por construir los proyectos exitosos, como en este caso, y sobre todo golpear así a una madre cabeza de familia contraviniendo la protección constitucional para una familia monoparental?
Usted es una persona muy ocupada y quizás esta carta no llegue a sus manos, razón por la cual, además de radicarla en la oficina de correspondencia de Comfama, la haré pública con la ilusión de que algún día alguien se la comente y a lo mejor la responda.

ANGEL GALEANO HIGUA