Nos encontramos ante una luz de advertencia entre la vida y la muerte, ante lo inesperado, la explosión íntima de sentimientos con desenlaces que sobrecargan la soledad. Con un estilo ya propio, que da cuenta de largas jornadas de aprendizaje, Leandro aprieta las palabras hasta hacer maciza la narración, jugando con las tramas de gran altura, sin rebajar la dignidad de los protagonistas que se deslizan hacia su destino como la flecha liberada del arco.
Con este libro se enciende más la ilusión de que en el morral creativo de Leandro hierven muchas historias, para beneplácito de sus lectores que hemos tenido la suerte de ver cómo su pluma se agiganta, dejando a su paso toda suerte de obstáculos, gracias a su poderosa perseverancia y rigurosidad y, sobre todo, a la fuerza de su talento que nos muestra otros puntos de vista que nos sobrecogen y regocijan.