Altamira, potente pulmón en el noroccidente de Medellín,

escenario del nuevo proyecto para niños guardianes de la naturaleza.

Ángel Galeano Higua – Para El Pequeño Periódico

A la sombra del gigantesco almendro que protege y engalana la plazoleta de Altamira, se reúne un alegre grupo de chiquillos inscritos en las vacaciones recreativas organizadas por “Arándano, el pájaro carpintero guardián de la magia”, el proyecto pionero liderado por la antropóloga y gestora, Bárbara Galeano Zuluaga. Esta unidad residencial se ha convertido en un poderoso pulmón de Medellín gracias a la abundancia y variedad de árboles que sus habitantes han sembrado y cultivado durante más de 40 años.

En la tarde del miércoles 28 de junio, los chiquillos atraídos como pájaros por la curiosidad que les despierta el tema, escuchan a Fredy Echeverry López, el joven estudiante de Botánica de la Universidad de Antioquia que ha aceptado la invitación para compartir sus conocimientos de la flora y fauna del sector.

Hablar de los árboles es reconocer su danza, sus ramas empenachadas desde donde atisban los pájaros azules, los afinados cucaracheros y por supuesto el pájaro carpintero. Tres niños aporrean un balón en un extremo de la plazoleta y en el otro Fredy les enseña a los participantes a apreciar la grandiosa sombra del almendro, su grueso tronco, y juegan a calcular la edad de ese gigante… Los chicos transitan a diario por allí y les parece que nunca lo habían visto, tan grandiosa les parece ahora su presencia, tan exuberante y sus hojas anchas tan verdes. ¡Almendro!, repiten y quieren elevar más su mirada, trepar hasta la copa callados, porque las palabras también volaron detrás del asombro. Es un día soleado, corretea el viento por el adoquinado y se cuela entre las ramas, el cielo se regodea de azul… 

Son los niños del proyecto “Arándano”, que este mes de junio nació en Altamira inspirado por el pájaro carpintero guardián de la magia, de la naturaleza. El nombre de “Arándano” es fruto de la imaginación de María Paz, la hija de Bárbara. Cuando construían el proyecto y discutían los objetivos, la metodología, los impactos, el cronograma, la gestión del presupuesto, los talleristas… Catalina preguntó: ¿Y qué nombre le ponemos? De manera espontánea, María Paz exclamó: ¡Arándano! Sí, ese es. Y así quedó.

Activación de los sentidos.

El trípode sustancial sobre el que se sustenta la propuesta de “Arándano” es la compasión, la empatía y la solidaridad, piezas fundamentales para que las futuras generaciones puedan resistir con mejores herramientas las incertidumbres que amenazan la estabilidad del planeta.

Con estos principios, el proyecto ha invitado a varios profesionales sensibles a los temas ambientales para motivar a los niños de Altamira en su cuidado y conversación de la riqueza natural que enaltece a su barrio, conformando una programación de gran calidad que por primera vez se desarrolla en este sector noroccidental de Medellín.

Jennifer Montoya Marín abrió las vacaciones recreativas con el taller de activación de los sentidos en la plazoleta, Planeta vivo, con las cuatro estaciones correspondientes a los elementos fuego, agua, aire y tierra. La promotora de lectura y escritora, Adela Ortega, compartió con los niños el taller de Bitácora o diario de vacaciones. Ayer fueron los troncos rugosos de los urapanes, las flores de los carboneros rojos y los eucaliptos, cuyo perfume sorprendió a los niños al frotar sus hojas. Las raíces brotan paquidérmicas como de animal antiguo.

El encuentro sucede también alrededor de los trazos experimentales, auténtica fiesta del color y la pintura, liberación de formas e intensidades, bajo la batuta de Catalina Morales. De la música que activa los sentidos mediante variadas actividades de exploración del tacto, el gusto, la vista, el olor y por supuesto el oído se ha encargado María Victoria Serna. Un segundo recorrido entre los árboles y pájaros, un taller con Juliana Ochoa en el cual los niños moldearán sus atrevimientos con plastilina y, para cerrar la programación, cada niño escribirá o contará con su voz un cuento alrededor de su experiencia en estas vacaciones con un taller de escritura creativa que tendré el honor de coordinar.

Los dibujos, historias, collages, entrevistas y demás creaciones de los niños, conformarán al final un libro como memoria de esta aventura maravillosa que ellos sabrán conservar como lo harán también con la arboleda y los pájaros de Altamira en el futuro.

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